Latoneros

CALLES CON NOMBRE DE GREMIO

Nos trasladamos al Madrid de aquellos tiempos en el que la mayor parte de las calles del casco antiguo tomaban prestado el nombre del gremio que en ellas se establecía. La Calle de los Cuchilleros, de los Esparteros, de los Latoneros o de los Herradores son solo un pequeño ejemplo de todas las que han llegado hasta nuestros días con la denominación y representación de su correspondiente gremio, algunos de los cuales sobrevivieron hasta finales del siglo XIX.

En las placas identificativas del Callejero dedicadas a esta categoría son representados estos gremios en pleno desarrollo de sus actividades artesanales y/o comerciales, proporcionando de ese modo gran información acerca de los materiales utilizados, así como sus métodos y técnicas de trabajo más comunes. En cuanto a su iconografía, ésta no bebe directamente de obras de arte tan reconocidas como las anteriormente mencionadas, siendo su principal fuente de información las placas del Callejero de finales del siglo XVIII, muchas de ellas conservadas in situ en algunas de estas antiguas calles del centro de Madrid.

CALLE DE LOS LATONEROS: Esta estrecha Calle de los Latoneros aparece sin nombre en el plano de Teixeira de mediados de siglo XVII y con el actual en el de Espinosa del siglo XVIII, haciéndonos una idea de cuándo se pudo instalar en ella dicho gremio. Un latonero era aquel que mediante el uso y manejo de los metales fabricaba objetos de uso cotidiano, como bandejas, jaras, cubertería, candelabros, etc.

Esta era la zona comercial de Madrid, por lo que las calles satélites a ésta también reciben el nombre de gremios profesionales y todas poseen su propia tradición popular, siendo la de la Calle de los Latoneros una de las más singulares, al igual que el latonero que la protagoniza. Éste era conocido en todo el vecindario por su facilidad y soltura a la hora de improvisar versos. Se cuenta que el rey Felipe IV, el "rey Poeta", quiso poner a prueba la destreza del artesano, presentándose un buen día es su pequeño taller y sorprendiéndole con el siguiente octosílabo: Dícenme que vertéis perlas, a lo que el latonero sin inmutarse le respondió: Sí, Señor, más son de cobre, y como las vierte un pobre, nadie se baja a recogerlas. Ante tan elocuente relato bien podría haber realizado el autor de las placas del Callejero una más digna de este divertido suceso. Sin embargo, Ruiz de Luna optó por la renovación de la placa indicativa anterior, en las que podemos constatar como la transmisión de formas es directa, tratándose por lo tanto de una reinterpretación del modelo preexistente conservado en la misma Calle de los Latoneros.

La Calle de los Latoneros es representada por tres figuras que forman una composición simétrica. La figura central es una personificación de la burguesía, principal clientela de este tipo de talleres artesanales, al que acuden interesados por adquirir los productos manufacturados por los latoneros, los cuales exponen cordialmente su diversa clase de género. Por su parte, los colores escogidos son los típicos de la cerámica talaverana más tradicional, el azul y el amarillo.

© 2018 Julio Barba Fernández. Colegio Lourdes, Calle San Roberto, Madrid, 28011
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