Felipe III

CALLE DE FELIPE III: Esta antigua calle, más bien callejón, cercana a la Plaza Mayor, llevó por largo tiempo el nombre de Botoneros, tomándolo del gremio que en ella se instaló. A partir del año 1851 y por iniciativa de Ramón de Mesonero Romanos pasó a denominarse Calle de Felipe III, en recuerdo del primer rey nacido en Madrid, el cual llevó a cabo, entre otras cosas, la construcción de la Plaza Mayor. Resulta llamativo que el primer monarca madrileño no fuese buen rey para su ciudad natal, pues llevado por los consejos de su valido, el duque de Lerma, trasladó brevemente la corte a Valladolid, devolviéndola a Madrid en el año 1606. Pese a todo es conmemorado en Madrid, además de con la calle que lleva su nombre, con una estatua ecuestre que preside el centro de la Plaza Mayor. Ésta guarda tras de sí una morbosa historia y es que, con motivo de la proclamación de la II República en 1931, unos enfervorecidos antimonárquicos la destrozaron a golpes, hecho que descubrió que la boca del caballo había sido una trampa letal para miles de gorriones durante más de trescientos años. Tras la Guerra Civil la estatua fue restaurada y la boca del caballo sellada.

Esta monumental obra sirvió de modelo para que Ruiz de Luna ilustrase la Calle de Felipe III. En ella es representada la estatua ecuestre del rey desde el punto de vista del espectador, en un ángulo un tanto contrapicado debido a la altura otorgada por el pedestal de época isabelina. Tras la escultura, a modo de fondo, aparecen los emblemáticos edificios de la Plaza Mayor. Ésta fue realizada en Florencia por los escultores Giambologna y Pietro Tacca y para la ejecución de la efigie del monarca los escultores contaron con el modelo pintado por Pantoja de la Cruz. En 1617 fue instalada en los jardines del Palacete de la Casa de Campo y allí permaneció hasta que el 22 de marzo de 1848, de nuevo por iniciativa de Mesonero Romanos, Isabel II ordenó su traslado al centro de la emblemática plaza, que por entonces contaba con frondosos espacios ajardinados.